By He leído una noticia sobre un programa en Bogotá promovido por la fundación ProAves y Loro Parque Fundación de Tenerife que se llama «entrega tu cauchera». Las caucheras no son ni más ni menos que lo que aquí llamamos «tirachinas» y los niños colombianos (al igual que hacíamos nosotros aquí) los utilizan para cazar pájaros. La diferencia es que una parte importante de las aves, víctimas de las caucheras, son loros y cotorras en peligro de extinción.
La campaña de la fundación ProAves pretende concienciar a los niños y niñas de la importancia de conservar la naturaleza y hacerles partícipes de la riqueza de fauna y flora que les rodea. Además les invita a cambiar sus «armas» a cambio de paquetes de materiales educativos.
A través de 80.000 km y 165 municipios han llegado a más de 70.000 personas y han conseguido 326 caucheras y 20 pistolas de balines.
Es titánico el esfuerzo de las organizaciones y fundaciones ecologistas por salvarguardar una flora y una fauna en un equilibrio tan precario debido a la presión de unas sociedades que también tienen el derecho de crecer.
Lo que hace años sería un juego de niños se convierte ahora en una preocupación internacional.
Ojalá cada vez que un niño entregara su arma para cazar pájaros, un cliente occidental dejara de comprar un ave exótica sin pedir los papeles. Sería un estupendo efecto mariposa.
