El mirlo común (Turdus merula) es un ave oscura, un poco más pequeña que una paloma y muy habitual en los parques, jardines y bosques de Europa, Asia y norte de África. El macho es de color negro completamente y con el pico grande y amarillo. Las hembras son más parduscas y sin ese color tan llamativo en el pico.
El canto es vistoso y muy fácil de escuchar, pues son muy frecuentes en cualquier pequeño reducto de naturaleza que dejemos en las ciudades.
Pero el mirlo es muy conocido también por la expresión «ser un mirlo blanco». Esta expresión surge de la evidencia de que los mirlos de color blanco son extremadamente raros, pero también extremadamente bellos. Por ello, a «ser un mirlo blanco» se le da el significado de ser algo raro pero beneficioso, tanto referido a una persona como a un negocio o a una oportunidad, a diferencia de «más raro que un perro verde», que la usaremos cuando algo es solo muy raro, sin esa connotación positiva, por motivos obvios.
Es frecuente confundir el albinismo; que es la ausencia total o parcial de melanina en el cuerpo, que hace que el pelo, la piel y las uñas, sean blancos o de color amarillo muy claro; del leucinismo, que es simplemente el color blanco en plumas o pelos. En este caso, el cuerpo produce melanina pero, por diferentes razones, no se deposita en las células de las plumas o pelos, quedándose blancos.
Un ejemplo muy gráfico es lo que ocurre con el pastor alemán. Los pastores alemanes tienen en su genética diferentes posibilidades de color de pelo, desde el negro al blanco, pero, eso tan absurdo llamado estándar de raza, recogió como válido para las exposiciones de belleza solo el color negro y fuego.
Los ejemplares de color blanco eran desechados como albinos, a pesar de que la trufa y las uñas tengan pigmento negro.
El leucismo parece ser la mayor causa del color blanco en las aves, y por tanto en la especie que nos ocupa hoy, el mirlo común.
En febrero de 2018, en la ciudad de Madrid, me sorprendió un extraño pájaro negro con la cabeza blanca a la que, por fortuna, pude fotografiar.
Podemos ver claramente que es un mirlo común, con pigmento normal en el pico y el cuerpo, estando el color blanco solo en la cabeza. Es por tanto un caso claro de leucismo, no de albinismo.
En estado salvaje es muy difícil ver este tipo de aves, básicamente porque el color tiene una utilidad, normalmente de camuflaje. Un mirlo blanco o con partes blancas es más vulnerable, pues es más visible a sus depredadores. Esperemos que esta rara avis, sin embargo, pueda disfrutar de una vida larga.
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