¿Tienes un diésel de más de 10 años? ¿Quieres comprar un coche ecológico? Ahora, tal vez lo mejor sea invertir en un gasolina. Lee para saber por qué.
Tal vez pienses que estoy loco por recomendar seguir con un coche de gasolina en contra de toda tendencia, sobre todo porque se supone que estás leyendo esto en una web especializada en naturaleza. Pero antes de nada hay que entender en qué momento tecnológico estamos y cómo funciona el negocio del automóvil.
Muchos especialistas y gurús vaticinan que la mobilidad humana va a dar un cambio drástico en los próximos años, pero no se ponen de acuerdo cuándo. Para unos, ya se verán coches eléctricos y autónomos para el 2030, otros que para el 2050…
El caso es que ellos no lo saben, porque en realidad nadie lo sabe. Para aquellos más veteranos, la época que estamos viviendo ahora con los automóviles se parece a la vivida con los sistemas de video Beta y VHS o los HD-DVD frente a los BLU RAY. Si eres de los que invirtieron una cantidad de dinero e ilusión en los minidisc, es normal que ahora tengas dudas con respecto a decidirte por el gas licuado en algunas de sus dos formas GLP o GNC, por los hibridos o por los eléctricos puros.
Pero vamos por partes, todo apunta a que los vehículos eléctricos son el futuro cercano- o el presente lejano-, básicamente porque son motores infinitamente más sencillos de construir, más duraderos, más cómodos y eliminan la contaminación acústica y ambiental de las ciudades. También pueden ser más ecológicos y eliminar la huella de co2 por completo, siempre y cuando esa electricidad provenga de renovables, pero eso es otro tema.
Pero los coches eléctricos puros tienen tres problemas: las baterías son muy caras, si queremos que tengan una autonomía de 300-400 Km, y además España no es un país adaptado para poder enchufarlo cómodamente. Si pensamos que su uso beneficiaría especialmente a las ciudades grandes, y resulta que la mayoría de la población vive en pisos y aparca en la calle, donde es imposible enchufarlo, estamos hablando que es, por tanto, una opción no válida para la mayor parte de la población española, especialmente para la clase obrera.
No me he olvidado del tercer problema, que es la investigación y desarrollo. Para eso os voy a contar una historia:
» Había una vez, un señor de pelo blanco que había montado una fábrica de motores de combustión, a gasolina y diesel. Había invertido mucho en diseñar y montar motores que cada vez consumieran menos y fueran más potentes. Con el tiempo, y como fabricar un motor de combustión no es sencillo, muy pocos señores de pelo blanco habían conseguido mantenerse en el mercado con fábricas de motores.
Estos señores se empezaron a encontrar un problema, los combustibles que usaban sus motores, cuando se juntaban muchos en el poco espacio de una ciudad, contaminaban el aire. Los países empezaron a legislar cada vez más, exigiendo unos filtros y unos estándares concretos si querían vender motores en sus países. Los señores de pelo blanco tuvieron que investigar y desarrollar para adaptarse a todas y cada una de las leyes de los diferentes países. Lo cual, además, sirvió para reducir aún más la cantidad de señores que podían dedicarse al negocio de la automoción.
Pero la gasolina y el diésel seguían contaminando y cada vez eran peor vistos por los consumidores. Había varias opciones, pero por encima de ellas apareció el motor eléctrico. Un señor de pelo oscuro demostró que se podía fabricar un coche movido solo por electricidad y con una autonomía similar a la de un coche de combustión.
Los señores de pelo blanco tenían un dilema. Aún no habían terminado de rentabilizar sus últimas tecnologías en motores tradicionales, tras millones y millones de dinero invertido en investigación. Además, los motores eléctricos dependían de las baterías, que era una tecnología que se encontraba en un punto incierto. No estaba clara la línea de I+D hacía donde tenderían en los siguientes 5 años. Los señores de pelo blanco sabían que si invertían mucho dinero en desarrollar diferentes combinaciones de litio y otros metales para conseguir más capacidad y cargas más rápidas, les podia ocurrir que, en cualquier momento, alguien hiciera un descubrimiento fundamental: pilas de hidrógeno, baterías compuestas por litio sólido, de iones de sodio… Había muchas opciones abiertas y todavía ninguna lo suficientemente buena como para apostar ciegamente por ella.
Pero, mientras, los gobiernos de las ciudades cada vez hacían leyes más restrictivas, aunque sin apoyar claramente a los coches eléctricos. No se invertía en puntos de recarga que hiciera fácil la movilidad. Eran puntos todavía muy caros y también vivían la incertidumbre de qué tecnología trinfaría. Lo que sí estaba claro es que se penalizaba la gasolina, y sobre todo el diésel. Los hombres del pelo blanco, pensaban.
Y la solución fueron los híbridos. Gasolina-eléctrico y gasolina-gas. Los dos acababan con el problema de la autonomía y eran mejor recibidos en las ciudades, pero sobre todo tenían una ventaja para los hombres de pelo blanco: seguían siendo los mismos motores de combustión.
Y los señores de pelo blanco hicieron una campaña enorme en medios de comunicacion para conseguir introducir los vehículos a gas como alternativa al eléctrico, y así ganar tiempo y seguir vendiendo sus motores al menos 30 años o más, que es lo que tarda en renovarse el parque móvil de un país. Consiguieron vendernos la idea de que el gas es más ecológico antes de que los ciudadanos se dieran cuenta de que no es verdad, y vivieron felices y comieron perdices.»

Por que sí, la verdadera revolución debe ser conseguir prescindir de los combustibles fósiles, finitos y más o menos contaminantes, para pasar a energías limpias y renovables. El GNC es gas natural licuado, el mismo gas que nos viene desde el este de Europa y llega a nuestras casas, y el GLP es, básicamente, una mezcla de gas butano y propano que se consigue del petróleo.
Aunque es verdad que los híbridos de gasolina-gas reducen en un 50% el ruido y casi en un 99% la contaminación por partículas, lo cierto es que de las emisiones de CO2 solo elimina entre un 10% y un 24%. Además, el coche necesita arrancar con el motor de gasolina para calentar el gas y su autonomía con este elemento es inferior a los carburantes tradicionales. Ya se está dando la picaresca de comprarse un coche híbrido para conseguir la etiqueta ECO, y solo usar la opción gasolina.
El problema de introducir, ahora, una tecnología intermedia es que puede retrasar la llegada de opciones más limpias que de verdad supongan un cambio importante y una mejora de la calidad del aire en las ciudades y en el mundo. Si las empresas y/o el Estado gastan millones en ampliar una red de gas-lineras, y si dentro de dos años hay un cambio revolucionario en los coches eléctricos, todo esa red de gas habrá que seguir amortizándola sí o sí.
Y volvemos a la pregunta y respuesta del principio, ¿qué coche comprar ahora? Si tienes mucho dinero (entre 30.000 y 50.000 euros), sueles viajar poco o siempre a sitios muy poblados, y vives en un domicilio con garage individual o comunitario, un eléctrico puro. Verás la tecnología avanzar, pero te habrás subido al carro del futuro con mucha probabilidad. O… por 70.000 € puedes adquirir un Hyundai Nexo con pila de hidrógeno. Cinco minutos de carga y 666 kilómetros de autonomía.
Si por el contrario, tienes poco dinero y te gusta moverte por España o Europa, tal vez debas pensar en un gasolina baratito, con un motor eco que consumen casi como un diésel y con la mente puesta en cambiarlo dentro de 5 o 10 años como mucho, por otro con la tecnología que tenga más futuro. Mientras, puedes gastar lo que te has ahorrado en un GLP (unos 1500-2000€) en alquilar coches de carsharing para ir por ciudad en momentos puntuales, cuando te haga mucha falta y, si no, aprovecharse del transporte público.
Y si te puedes esperar, también puede ser una buena opción. Como digo, en cualquier momento pueden aparecer nuevos avances tecnológico que ni nos podemos imaginar. Aunque el eléctrico puro pueda mejorar en autonomía y tiempo de carga, el modo de vida en España va a hacer muy difícil la implantación de esta tecnología tal y como está ahora. Y el gas, con sus aparentes ventajas, no deja de ser un coche de motor térmico con un combustible fósil, contaminante y finito. Nos queda mucho por ver.
Enlaces:
http://blog.racc.es/coche/coches-a-gas-glp-ventajas/
https://es.wikipedia.org/wiki/Gas_licuado_del_petr%C3%B3leo
https://www.elmundo.es/motor/2018/03/27/5aba347e46163fc9048b456e.html
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