• 10 junio, 2023
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¡Qué se va el lobo!

¡Qué se va el lobo!

El gran zoólogo español Ángel Cabrera en 1907 fue el primero en describir los ejemplares españoles de lobo ibérico, o Canis Lupus Signatus,  y considerarlos como una subespecie distinta de la europea (aunque una reciente revisión de la taxonomía  de la especie ha vuelto a incluirla dentro de la subespecie nominal Lupus).

En su obra Fauna Ibérica; mamíferos, de 1914, dice lo siguiente:

En casi todas las montañas del norte y centro de España abundan todavía los lobos, siendo muy raro el invierno que no da cuenta la prensa de algún dramático suceso por ellos ocasionado. Durante el verano, cuando abunda la caza y los ganados están en los montes, estas fieras son poco temibles para el hombre; pero en el invierno, la nieve y el hambre los hacen bajar á los valles y los caminos, y entonces son realmente peligrosos. En Diciembre de 1895, la diligencia que hace el servicio entre Riaza y Segovia fué asaltada por una manada de lobos, que llegaron hasta ocasionar el vuelco del carruaje, resultando heridos dos viajeros y con graves mordeduras las caballerías. En sus ataques al ganado, demuestran los lobos una osadía inaudita. En Navas del Rey (provincia de Madrid), mataron y devoraron hace tres años un novillo en la misma entrada del pueblo, y al siguiente invierno hicieron una verdadera matanza en un rebatió de ovejas á poca distancia de Cercedilla y á menos de 200 metros de la Estación Alpina del Museo Nacional de Ciencias Naturales.” (sic)

También describe su localización geográfica: “Distritos pirenaico, cantábrico, central, lusitano y hético, ó sea toda la Península, excepto el litoral mediterráneo. Localidad típica. El Escorial.”

Ahora nos hace sonreír que la localidad típica para el lobo fuera El Escorial, y es que, como podemos comprobar, la relación del lobo y el hombre ha sido siempre complicada. Los dos estamos en lo alto de la cadena alimentaria y por lo tanto somos competidores naturales. Es por ello que desde la época del Dr. Cabrera, su zona de distribución se redujera drásticamente hasta los años 70.

Fuente: ASCEL
Fuente: ASCEL

Félix Rodríguez de la Fuente creció en una época en la que el lobo era considerado una alimaña, las Administraciones Públicas pagaban dinero por cada animal muerto y el uso del veneno era legal. Un cambio en la fisionomía del campo español y sus valiosos esfuerzos por cambiar la imagen del lobo como animal imprescindible para la biodiversidad de nuestro país, hicieron frenar el declive que sufría esta especie y nos permite poder hablar, todavía hoy, de lobos en libertad.

Los últimos datos oficiales que existen sobre la distribución actual del lobo son un estudio que se realizó entre 1987 y 1988 por encargo del extinto Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA). El estudio nacional, concluyó que la especie se extendía por un terreno de unos 100.000 km2 en la parte noroccidental del país y unos pequeños núcleos en Extremadura y Sierra Morena. La población se estimó en unos 300 grupos familiares con 1500 ejemplares antes de los partos y unos 2000 a mediados del otoño. Casi la totalidad (90%) en Castilla y León y Galicia.

Fuente: ASCEL
Fuente: ASCEL

Con la desaparición de ICONA en 1991 y las transferencias a las Comunidades Autónomas, no ha vuelto a haber un estudio de población a nivel nacional y solo se han hecho estimaciones parciales. En el Seminario Internacional sobre Gestión y Conservación del lobo que se realizó en Segovia en el 2003, el biólogo Juan Carlos Blanco, uno de los mayores especialistas en el canis lupus signatus, exponía que: “En España, la principal población de lobos ocupa unos 120.000 km2 en el cuadrante noroccidental del país, y probablemente supera los 2.000 ejemplares. Se encuentra en clara expansión, y desde 1970 su área de distribución al menos se ha duplicado. En los bordes del área principal existen amplias zonas muy favorables para la recolonización del lobo en un futuro próximo. Además de la población principal, existe una población de unas pocas decenas de ejemplares en Sierra Morena, separada unos 300 km de aquélla, que se encuentra en serio peligro de extinción.”

Planteaba que el principal conflicto es, sin duda, las pérdidas de los ganaderos, cuya cifra podía ascender quizás, a 1,5 millones de euros anuales.

La gestión del lobo está en manos de ocho comunidades autónomas que tienen presencia de manadas reproductoras, aunque la mayoría siguen estando en Castilla y León y Galicia. Al sur del Duero, por normativa europea, está considerado especie protegida, mientras que al norte es gestionado como especie cinegética, es decir, cazable si lo autoriza la autoridad competente. Por eso, Juan Carlos Blanco expone que: “La fragmentación administrativa es uno de los principales problemas para la correcta gestión de la población ibérica de lobos. En este sentido, es necesario promover actuaciones en tres niveles: 1) Fomentar la cooperación entre España y Portugal; 2) aprobar la Estrategia Nacional del lobo en España, que involucre al Ministerio de Medio Ambiente y a todas las Comunidades Autónomas; y 3) aprobar planes de gestión del lobo en cada una de las comunidades autónomas españolas.”.

No existen datos actualizados sobre la población de lobos a partir de entonces, es decir, las administraciones públicas manejan datos de población de hace 9 años. Todo lo que he encontrado desde entonces son opiniones y conjeturas que varían según quien las diga, el ganadero, el cazador o el conservacionista.

EL LOBO, DE NUEVO EN LA PRENSA

De nuevo ha aparecido en la prensa nacional con dos noticias sobre batidas y caza legales, una por las declaraciones de la directora general de Desarrollo Rural del Principado de Asturias, Tomasa Arce, de estar estudiando permitir una batida contra el lobo en terrenos del Parque Nacional de los Picos de Europa (ver noticia) y la otra en Galicia (ver noticia), donde se han permitido batidas y aguardos aunque la Xunta no ha dado información sobre cuántas batidas ni cuantos lobos han muerto, ni tan siquiera los motivos excepcionales que les ha llevado a pensar que había una población excesiva para tener que tomar esa decisión. El plan de conservación del lobo en Galicia permite el control del lobo en situaciones excepcionales, si los estudios de los técnicos lo recomiendan, pero la falta de información es tal, que hasta el Valedor do Pobo (Defensor del Pueblo de Galicia) va a realizar un “comentario crítico” por la falta de información suministrada. La excusa han sido los ataques reiterados a la ganadería doméstica y la supuesta aparición de híbridos de perros y lobos. Supuesta, pues no se ha podido confirmar.

Bajo todo eso subyace que las indemnizaciones por muerte de ganado a manos del lobo se están tardando en pagar. Según Mercedes Cruzado de la asociación de ganaderos de Asturias (COAG): “Hay más de un millón de euros sin pagar. Algunos ganaderos llevan dos años sin cobrar las indemnizaciones y muchos desde marzo de 2011”.

En una época de crisis como la que estamos viviendo, y ante la falta de dinero de las administraciones locales, es de suponer lo que está pasando. Si se están suprimiendo ayudas a los seres humanos más desfavorecidos, qué no pasará con las ayudas por muerte causadas por los lobos.

Además de la administración pública, hay tres sectores implicados en la conservación del lobo; las asociaciones ecologistas, como WWF España o ASCEL, las asociaciones de ganaderos y las de cazadores.

Los ganaderos de las zonas donde habita el lobo se quejan de continuos ataques, y es la cantidad de esos ataques la que sirve para determinar si hay muchos o pocos y si es necesario realizar batidas de control. Todos dicen que no quieren que desaparezca el lobo, pero no entienden que sean ellos los que deban cargar con los gastos de que exista este animal en los montes. Se quejan de que las indemnizaciones son insuficientes, llegan tarde y no cubren todos los trastornos que suponen los ataques, más allá del coste del animal.

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Por otro lado, la colonización de nuevos territorios donde hace décadas que no están presentes, genera muchos problemas en este sector, pues no están acostumbrados a un tipo de pastoreo que dificulte el ataque del lobo. En zonas “loberas” se practica un pastoreo siempre vigilado de día y resguardado por las noches, pero en las zonas de montaña, en las dehesas o en estas zonas de nueva aparición, las prácticas confiadas de los pastores facilitan los ataques y las pérdidas.

A pesar de vivir en la era de la comunicación, en zonas rurales siguen existiendo muchos mitos e ideas preconcebidas sobre el canis lupus que dificultan el acercamiento de posturas. Prácticas tradicionales como el uso del veneno para matar alimañas, prohibida en 1970 por ser una forma cruel e indiscriminada que ponía en peligro a muchas otras especies como buitres y cuervos, sigue siendo una realidad en muchas zonas del campo español.

Los cazadores, por su parte, culpan al lobo de la escasez de piezas, sobre todo ciervo y jabalí, en las zonas que ocupan. No hay que olvidar que parte importante de los ingresos de municipios enteros dependen de lo recaudado por las monterías. Si no hay caza, los cazadores no asisten. Y no pagan. Afirman, pues, que el lobo debe ser controlado para mantener la biodiversidad de los montes. Debe haber, pero en el número adecuado.

Al ser considerada una especie cinegética, piden ser ellos, y no los guardas de los parques, los que puedan batir al lobo en las cacerías legales, y que se concedan cupos, al igual que sucede con otros animales.

Las asociaciones conservacionistas afirman que el lobo forma parte de la biodiversidad del monte realizando una gran labor de limpieza de ejemplares enfermos y de carroña. Manifiestan que se debe poder conciliar con la ganadería, igualmente necesaria e importante. Hay que destacar la labor de Proyecto Lobo: vida salvaje y mundo rural (http://www.wolf-project.com) que tiene como objetivo facilitar la convivencia de los grandes predadores salvajes (oso y lobo) con la agroganadería y demás agentes implicados, intentando cambiar la visión que aún se tiene por parte de algunos sectores del mundo rural y buscando soluciones para que el lobo no sea un problema y sí tal vez una fuente de ingresos más.

Y entonces, si todos piensan que el lobo debe existir, ¿dónde está el problema?. Pues está en la cantidad. ¿Debe aumentar el número de lobos? ¿Hay que permitir que se extiendan por nuevos territorios? Si lo que queremos es conservar una diversidad genética que les garantice una viabilidad a largo plazo, obviamente sí. De hecho la situación de los lobos de Sierra Morena, castigados además por la caza furtiva, es extremadamente crítica. Pero claro, los ganaderos no opinan lo mismo.

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¿QUÉ SE PUEDE HACER?

A principios del siglo XXI el tema de los lobos sigue levantando opiniones encendidas y despierta pasiones que muchas veces impiden pensar con la cabeza pues aunque, desde la ciudad, la imagen del lobo nos puede parecer idílica, en el mundo rural perdura un odio hacia él formado por años de ataques y temor. Las últimas víctimas humanas a manos del lobo fueron en 1974.

El cruce de acusaciones de unos y otros es frecuente, los científicos dudan de que muchos de los ataques sean realmente de lobo y no de perros asilvestrados, cuando no denuncian directamente la falsedad de algunos ataques para cobrar las indemnizaciones. Los ganaderos y los cazadores, por su parte, denuncian que las políticas falsamente ecologistas están poniendo en peligro la biodiversidad algunas zonas y la viabilidad de las explotaciones ganaderas que están viéndose obligadas a cerrar.

El conflicto sigue en pie, con pocos visos de resolverse, sobre todo ahora que las administraciones locales están más pendientes de cómo llegar a fin de mes. El artículo 11 del Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero, para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas que aparece en la web del ministerio no incluye al lobo, por lo que las CCAA están solas, y sus planes regionales están muy expuestos a presiones sectoriales. Por eso es urgente que se organice un plan nacional en que participen todas los partes implicadas y cuya prioridad sea la conservación del lobo con garantías y la sostenibilidad económica de los ganaderos. Todo lo que se haga de forma parcial o sin contar con algún sector, se hará mal.

Siempre será más fácil permitir la caza del lobo basándose en cualquier pretexto que crear un plan nacional y hacer las cosas bien. Pero los gobernantes no están para hacer lo fácil sino para hacer lo mejor, y es que la tardanza en tomar decisiones nos puede traer graves consecuencias. En 1960 el lince ibérico ocupaba un área de 11700 km2 con una población estimada de entre 880 y 1500 ejemplares. Hoy solo quedan 150 en el área de Doñana.

FUTURO

¿Por qué nos cuesta tanto sacar provecho de nuestros recursos? Somos la reserva natural de Europa occidental y nos empeñamos en destruir, en lugar de construir. La presencia del lobo puede ser una fuente de ingresos turísticos. Ya lo es en ciertas zonas de la Sierra de la Culebra donde cientos de turistas y de estudiosos se acercan para poder ver a este precioso animal en la naturaleza. No todo el mundo va buscando sol y playa y el turismo rural debe ser algo más que una casa bonita en un pueblo. Crear centros de información sobre el lobo, y rutas “lobunas” puede crear riqueza a estas zonas y cambiaría la percepción de sus habitantes. Eso sí, es indispensable un control para evitar molestias a la fauna salvaje y que de verdad sea un negocio sostenible.

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Como tantas otras cosas, la protección de nuestra riqueza natural no puede depender del político de turno, pues la importancia de lo gobernado le sobrepasa. No podemos arriesgar algo que no nos pertenece a nosotros, sino que es patrimonio de la propia naturaleza y de nuestros descendientes.

©Patricio Jiménez
www.culturaanimal.es

P.D. En el seminario sobre el lobo que se realizó en el 2003 en Segovia, hubo una intervención, que por su interés, no he querido reproducir parcialmente y prefiero poner el enlace del resumen publicado en la web de la Junta de Castilla y León. La ponencia se llama De la protección legal a la conservación a través de la aceptación: lecciones del caso croata para la gestión del lobo en Europa y es del Dr Djuro Huber. Ver resumen: De_la_proteccion_legal_a_la_conservacion_a_traves_de_la_aceptacion

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Bloguero y divulgador de temas de naturaleza.

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