– Los perros no piensan
– ¿Quién te ha dicho eso?
– Lo leí en un manual de adiestramiento que tengo en casa desde hace años.
– Tíralo.
– ¡Hombre!
– Eso está obsoleto, desde hace tiempo sabemos que eso no es así.
– Entonces ¿los perros piensan?
– Bueno, lo que sabemos es que son capaces de cierto tipo de razonamientos.
– Ah si, eso de que si hace algo bien y le das un trozo de salchicha lo repetirá. Eso lo he visto en la tele.
– Ya, bueno en realidad eso es un razonamiento bastante simple, de hecho es un método de adiestramiento que se utiliza incluso con gallinas.
– ¿Qué quieres decir?
– Pues que todos aprendemos cosas así, incluido el ser humano, ¿o a tu hijo no le ofreces un juego nuevo de la consola si aprueba todo el curso?
– Si pero ni por esas…
– Tal vez el premio no le motive lo suficiente, el caso es que nosotros, además, somos capaces de aprendizajes y razonamientos más complejos. Y los perros también.
– ¿Y eso cómo se sabe?
– Con experimentos.
– ¿Por ejemplo?
– Por ejemplo está Rico, un Border Collie que sabe más de 200 nombres de juguetes diferentes.
– Ja ja, mi jefe no creo que tenga tanto vocabulario.
– Rico salió en la TV alemana demostrando sus facultades. Si su dueña le pedía un juguete por su nombre, Rico se daba una vuelta y cuando lo encontraba, se lo llevaba.
– Muy impresionante, pero yo no veo el razonamiento complejo.
– Tienes razón. La cuestión es que algún científico del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig estaba en la hora del café viendo la tele y se quedó sorprendido con la habilidad de Rico, y como buen científico le entró una duda ¿Cómo aprenderá palabras nuevas este perro?
– A mí también se me ha ocurrido esa duda.
– Claro, claro. Pero a ellos también se les ocurrió cómo comprobarlo. Le pusieron un juguete nuevo que él no conocía y se lo pidieron por su nombre, también desconocido para él, claro. Rico buscó y descubrió que todos los juguetes le eran conocidos menos uno…
– ¿Y lo cogió?
– Sí, dedujo que si la palabra nueva no se correspondía con ningún juguete de los que él conocía, solo podía ser del único objeto del que no sabía el nombre. Y se lo llevó a su dueña.
– Vaya…
– Ese es un experimento conocido. Se emplea con niños de unos 2 años con idéntico resultado.
– ¿Y tú como sabes estas cosas?
– Porque leo blogs.
– ¿Hay más experimentos de estos?
– Afortunadamente cada vez hay más experimentos sobre las capacidades concretas del perro porque muchas de las teorías que se les aplican ahora están basadas en conclusiones sacadas de los estudios con lobos.
– Cuéntame otro.
– A ver cómo te explico éste porque es un poco más complejo. Primero se fabrica un sistema de acceso a comida que requiere bajar un palo de madera. Está hecho de forma que lo natural para el perro sea accionar esta palanca con la boca. De hecho cuando se pone a prueba, la mayoría de los perros lo hacen así.
– Vale.
– El segundo paso es enseñar a una perrita a accionar la palanca con la pata. Hecho esto, cogen un grupo de perros y lo dividen en dos grupitos más pequeños, de unos 20 cada uno.
– Aha, hasta ahora te estoy siguiendo.
– Vale, pues dejan pasar al primer grupo y ven como la perrita adiestrada acciona la palanca con la pata y accede a la comida. Dejan pasar al segundo grupo y le ven hacer lo mismo pero esta vez la perrita lleva una pelota en la boca, ¿qué crees que pasará cuando les dejen intentarlo a los otros perros?
– Pues no sé ¿La imitaron? ¿Usaron la pata también en lugar de la boca?
– Sí en el primer grupo. Pero no en el segundo.
– ¿Cómo?
– En el primer grupo, los perros le imitaron porque dedujeron que habría alguna causa por la que accionar la palanca con la pata en lugar de con la boca, pero… en el segundo grupo, dedujeron que el motivo por el que la perrita usó la pata fue para que no se la cayera la pelota, y la mayoría usó la boca para accionar la palanca y acceder a la comida.
– ¡Impresionante! ¡Vaya con los del instituto «Max Plan»!
– En realidad ese es un estudio conjunto sobre imitación selectiva de la Universidad de Viena y la Universidad Eotvos de Budapest. No sé por qué, pero en esa parte de Europa se están realizando todos estos experimentos con… ¿qué haces?
– Llamando a mi jefe.
– ¿Para qué?
– Quiero pedirle que me cambie al turno de noche. No quiero volver a dejar sola a mi perrita. Con esto que me has dicho, ahora sé que piensa que no la quiero y por eso la abandono todos los días. Así, la pobre me rompe cosas algunas veces, claro, intenta decirme que no la deje sola, que me quede con ella porque me echa de menos. Pobrecita, si es que solo le falta hablar.
– ¡Eh, eh! para el carro. No dudo que tu perra te quiera mucho pero el fin de semana que me la llevé yo no noté que estuviera nada triste. Lo más probable es que te rompa cosas porque se aburre. No creo que tu perra se plantee tantas cosas.
– ¿Pero no hemos quedado en que los perros razonan?
– Si, pero eso no significa que tengan los mismos razonamientos que nosotros. Es como ese amigo tuyo que buscaba un macho para cruzar a su perra.
– Sí, Fede, lo hace porque dice que las perras tienen que ser mamás al menos una vez. Cuando tuvo un macho también lo hizo para que «lo probara».
– ¿No sería el que te regaló el libro de adiestramiento que tienes en casa? Eso entra dentro de la serie de mitos y leyendas. Piensa un poco. Que la perra sufra porque no es mamá, en plan Yerma, implica el planteamiento de «ser madre» como concepto, sin el cual la falta algo en la vida que la impide «ser feliz» ¿No te parece mucho filosofar?
– Será el instinto, las hormonas o cosas de esas…
– Sí, cada 6 meses, el resto del tiempo, aún teniendo la ocasión, no quieren saber nada de ser mamás. Tu amigo y tú estáis humanizando a vuestras perritas, las estáis dando capacidades humanas y eso es malo.
– ¿Por qué? No sé, lo hacemos porque las queremos.
– Eso lo sé, amigo mío, pero el caso es que os inventáis las necesidades del perro en base a las vuestras propias. Tu perra quiere ir a Londres y tu la llevas a Benidorm.
– …
– No me mires así, te explico. Los experimentos están diciendo que las capacidades del perro son equivalentes a las que tendría un niño de hasta 2 años. Pero eso no significa que sean como niños. Es cierto que tanto unos como otros tienen métodos de aprendizaje y de comunicación parecidas; ninguno entiende nuestro lenguaje hablado demasiado bien ni tienen capacidad de hacer planes en el futuro. Los dos viven en el aquí y ahora, su preocupación son sus necesidades primarias de este momento y con los dos nos comunicamos más con acciones que con discursos. Pero ahí se acaban las similitudes.
– ¿Y qué pasa con Benidorm?
– En base a lo que te he dicho, es muy difícil que tu perra piense que el motivo de que te vas de casa ahora es que no la quieres y entonces monta un plan de destrozos para que tú te des cuenta de que estás haciendo mal…bla bla bla. Lo más fácil es que tu perra, cada vez que se queda sola, se aburre, y para distraerse coge esos objetos que estando tú no la dejas. Ella solo necesita unos cuantos juguetes de los que se rellenan de comida y tú vas a cambiar toda tu vida y todos tus hábitos para estar unas pocas horas con ella, cansado y de mal humor. Me imagino el cabreo que te cogerás la tarde que a pesar de todo se quede sola y te rompa algo.
– Lo entiendo, mi Ruti, aunque es inteligente, tiene necesidades de perro.
– Claro, eso no hay que olvidarlo nunca.
– ¿y qué piensas tú cuando ves a esos dueños que tratan a sus perritos como niños?
– Bueno, es un amor mal entendido. Ponerlos ropita incómoda, llevarlos en brazos todo el día sin dejarlos oler y correr y darlos chucherías hasta que se ponen gordos o tienen problemas de salud, no los beneficia en nada. Ni siquiera los perros les quieren más. Es habitual que al final prefiera irse con el hijo o con el adiestrador que con su amito o amita.
– Jaja pues vaya faena.
– Claro, dicen: «pero si yo se lo doy todo», pero no entienden que la mayor parte de las cosas lo hacen para ellos mismos, no para el perro. Es como si a ti te trataran como a un chimpancé y te hicieran pasar las tardes despiojando a tu mujer en lugar de leyendo.
– O viendo el fútbol.
– Claro, o viendo el fútbol.
– Yo pensaba que sabía muchas cosas sobre los perros pero cuando hablo contigo me desmoralizas.
– Tampoco es eso, sabemos mucho sobre los perros, pero es cierto que hay cosas de la sabiduría popular que se han quedado desfasadas o que están en periodo de revisión. Como te he dicho antes, ahora se está estudiando al perro en profundidad. Antes se estudiaba a los lobos.
– ¿Y por qué no se estudiaba a los perros que estaban más cerca?
– Los perros se utilizaban como herramientas para sacar conclusiones con humanos, como Pavlov y sus famosos experimentos conductistas. Con los lobos, en realidad, se estudiaban las relaciones sociales de un conjunto de individuos para poder aplicar esos conocimientos a grupos humanos. Para ello se empleaban manadas de lobos en semi-libertad. Como la que tenía Félix Rodríguez de la Fuente ¿te acuerdas?.
– ¡Como no me voy a acordar! del pájaro ese rompiendo los huevos, del águila llevándose el cordero, del lirón careto y de la música ¡TARÁN TARÁN TARÁN!
– ¡Vale, vale! tienes una memoria prodigiosa.
– Entonces, ¿él estudiaba a los lobos?
– Sí, le encantaban los lobos y era todo un experto en sus relaciones sociales. Hubo muchos estudios y las conclusiones sobre el macho Alfa y las jerarquías y todo eso se trasladó, casi sin ninguna variación a los perros.
– Ah sí, lo del macho dominante y el sumiso y eso. Lo he…
– Sí sí, lo has visto en la tele, ya lo sé. Está muy extendido, pero lo cierto es que hay especialistas de todo el mundo que están empezando a cuestionarlo.
– La verdad es que si el perro es tan inteligente, cambian muchas cosas.
– …
– ¿qué? ¿qué he dicho?
– Pues ahora has dado en el clavo.
– Vaya, gracias.
– Tienes razón. No significa que haya que tirar todo lo que sabemos de los perros, pero es cierto que se están abriendo los límites que suponíamos que tenían para aprender y para comunicarse.
– ¿Y se está avanzando?
– Mucho, y en muchos campos. En adiestramiento están surgiendo métodos que intentan aprovechar toda su capacidad mental, sobre todo útil para aprendizajes complejos. La educación canina está surgiendo como una especialidad diferente al adiestramiento, por las especiales exigencias que tiene ahora el perro de compañía conviviendo con toda la familia en casa. Antes valía con adiestrarle en diferentes habilidades, ahora necesita estar bien educado para «saber estar» en todas las situaciones.
– ¡Uau!
– Sí, incluso psicólogos españoles han hecho una clasificación muy seria de los trastornos psicológicos clínicos de los perros, de manera que tanto los veterinarios como el resto de profesionales puedan hablar de la ansiedad o de la agresividad y sepan que están diciendo las mismas cosas. Como pasa con los humanos.
– Me estás dejando alucinado.
– Sí, es alucinante, por cierto, ¿cómo había empezado todo esto?
– Yo te había dicho que los perros no piensan.
– … anda, al café invito yo.