Hace ya dos años, ¡cómo pasa el tiempo!, mi pareja, nuestro hijo de 5 años y yo fuimos a intentar ver lobos a la Sierra de la Culebra. Al final, el último día, después de varios madrugones, conseguimos ver pasar uno, furtivamente, cerca de donde habían cazado un ciervo la noche antes. Hasta ese momento, del lobo, solo habíamos visto huellas y excrementos.



Pero llegados a este punto, el viaje ya nos merecía la pena. Lo emocionante era la búsqueda, las caminatas por el monte y esas puestas de sol espectaculares que te dejaban sin habla…



y sobre todo saber que éste era el territorio de lobos libres; lobos que cazaban, que parían a sus crías y que luchaban cada día por sobrevivir. Desde esos días, tras pasar horas pegado a un telescopio, entendí lo que significa amar a los animales


no quiere decir querer verlos tras una reja o tenerlos de mascota a la fuerza…

significa respetar su forma de vida.

Gracias a Antonio Herrero de AHERCA.COM por guiarnos por esos montes, por tu amor hacia el lobo y por dejarme coger prestadas las dos fotos del lobo que con tanta paciencia consigues.
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