“Study shows how Dr. Dolittle did it”
Jennifer Viegas
Discovery News
Los seres humanos están capacitados para entender los ladridos de un perro porque todos los mamíferos hablan un lenguaje universal.
¿Qué tienen en común el ladrido de un perro con el piar de las aves y el llanto de un bebé humano?
Todos parecen comunicar emociones básicas, tales como el miedo, la agresión y la sumisión con la misma forma acústica, según un nuevo estudio en la revista “Applied Animal Behavior Science”.
El estudio sugiere un primitivo sistema de comunicación que puede unir prácticamente a todos los mamíferos.
La teoría podría ayudar a explicar por qué investigaciones anteriores han encontrado que muchos mamíferos, incluidos los seres humanos, entienden las vocalizaciones de diferentes especies.
Por ejemplo, un estudio en la revista “Language Communication” muestra que los niños pequeños pueden identificar emociones simples en la comunicación entre macacos.
En una reciente investigación, el Profesor Peter Pongrácz y sus colegas estudiaron cómo las personas pueden describir el contenido emocional de varias secuencias de ladridos ensambladas artificialmente.
Los ladridos eran los sonidos hechos por un mudi (un perro pastor húngaro) y abarcaban cinco estados emocionales: agresividad, miedo, desesperación, juego y felicidad.
Pongrácz, un profesor de etología de la Universidad Eötvös Loránd en Budapest, Hungría, y su equipo compararon las respuestas de los oyentes a las diferentes características acústicas de los ladridos.
Los científicos descubrieron que los cambios en las tres cualidades básicas de sonido – tono, afinación, y el tiempo transcurrido entre ladridos – determinaban cómo percibían los oyentes los ladridos.
En general, los ladridos de tono alto a intervalos más largos, fueron calificados como menos agresivos que los de tono bajo con intervalos más cortos.
Al igual que los seres humanos.
Los bebés humanos hacen cambios similares en la calidad del sonido cuando lloran. El rango de frecuencia parece ser más importante que el tono cuando expresan sus necesidades.
Este vínculo entre el tono o la frecuencia y la percepción de la emoción parece ser común en muchas especies diferentes, de acuerdo con Pongrácz, que cita una teoría anterior propuesta por el experto aviar Profesor Eugene Morton.
«Su argumento básico es que, de acuerdo con la leyes físicas, los cuerpos más grandes emiten sonidos caracterizados por frecuencias más bajas y también más ruidosos/atonales. Así, los receptores puede predecir el tamaño del remitente,» escriben Pongrácz y su equipo.
«Esta relación podría haber formado la base de un proceso de ritualización evolutivo en el cual las vocalizaciones de tono bajo tienden a mostrar agresión porque los animales más grandes tienen más probabilidades de ganar conflictos … y las vocalizaciones de tono alto se convirtieron en predictores de sumisión o de intención de amistad».
Los gatos han desarrollado durante siglos maneras de comunicarse con los seres humanos para asegurarse comida, vivienda y afecto. Dado que los oyentes fueron capaces de vincular los ladridos con la desesperación, la felicidad o el juego, los investigadores sospechan que perros y humanos comparten una capacidad única para comunicarse que va más allá de la propuesta de un lenguaje mamífero universal.
Los científicos creen que años de domesticación han mejorado la forma en que los perros, frente a sus antepasados los lobos, puede comunicarse con nosotros. Señalan que dicha comunicación no se limita a las vocalizaciones. También incluye señales visuales, tales como cambios en su lenguaje corporal.
El gato común también parece haber desarrollado una mejora en la comunicación con los seres humanos, según un estudio realizado por el investigador Nicholas Nicastro de la Universidad de Cornell. Los gatos, sin embargo, parecen más tener la intención de manipularnos. «A pesar de la falta de lenguaje, los gatos han llegado a estar muy cualificados para obtener lo que quieren de los seres humanos – básicamente alimentación, vivienda y un poco de afecto», dice Nicastro.
Alan Beck, profesor y director del Center for Human-Animal Bond en la Universidad de Purdue, afirma que tenemos que tener cuidado de no interpretar el comportamiento de acuerdo a «nuestra proyección de intenciones». Sin embargo, admite que los perros podrían ser capaces de comunicarse con nosotros a través de sus ladridos. «Como los perros y seres humanos comparten algunas comunicaciones no-verbales, es muy posible que también existan algunas verbales», dice Beck.
Traducido por Esperanza Nicolás
Fuente:
http://is.itk.hu/mbs/index.php?option=com_content&task=view&id=160&Itemid=1
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