CUESTIONES BÁSICAS
¿Cuál es el comportamiento normal de nuestro cachorro?
Adquirir un perro debe ser una decisión tomada con calma y conocimiento. La mayor parte de los problemas que surgen son causados por las falsas expectativas que los dueños se crean sobre cómo debe comportarse su cachorro.En muchos casos, la familia se sorprende porque su perrito ladra, muerde, escarba en el jardín y hace sus necesidades encima del sillón de cuero. Pero en realidad, todos ellos son comportamientos naturales para nuestro nuevo amiguito.
¿Qué debemos enseñarle primero?
Cada familia debe definir un plan disciplinario y aclarar qué criterio se va a seguir durante toda la vida de nuestro amigo canino. El mayor enemigo de la educación es la inconstancia. Aún así, hay una serie de aprendizajes especiales para los cachorros:
- Debe aprender a hacer sus necesidades en el lugar adecuado.
- Debe aprender a morder sólo sus juguetes y respetar el resto de la casa.
- Debe aprender cuándo ladrar y cuándo callar. Los ladridos están muy arriba en la lista de causas por las que se sacrifica o abandona a un perro.
- Debe aprender dónde escarbar. Muchos animales viven unidos a una cadena por no respetar el jardín.
- Debe aprender a calmarse cuando se le pide. Si le enseñamos a relajarse aún cuando esté muy excitado, podremos controlarlo en cualquier situación.
- Debe aprender a inhibir la mordida. El cachorro debe morder para aprender si hace daño o no. Si no muerde de pequeño, el día que lo haga de adulto no controlará su fuerza y las consecuencias serán mas graves.
- Debe aprender a disfrutar de la compañía de perros y personas. La socialización es fundamental para la salud de nuestro amigo. Un perro bien socializado sale más a pasear, viaja, va de visita y juega con sus congéneres sin temor.
Para ello vamos a aprovecharnos de la extraordinaria capacidad del perro para habituarse y adquirir rutinas. Esta característica es la que seguramente hizo que se convirtieran en un ayudante eficaz del hombre y nosotros lo utilizaremos para educarle, pero cuidado, es un arma de doble filo porque también adquirirá rápidamente las malas costumbres.
Nuestro perro aprende a hacer, haciendo, por ello la máxima que debemos seguir es:
“Oblígale a que haga lo que debe hacer e impídele SIEMPRE lo que no debe hacer”
Su llegada a casa
Lo ideal es que nuestro perrito llegue a casa de día y con tiempo suficiente para que pueda hacerse una idea de cómo es su nuevo entorno. Deberemos tener paciencia e intentar que se sienta lo más a gusto posible. Las primeras noches será normal que llore porque extrañe la compañía de sus hermanos. Hay muchas recomendaciones como poner la radio bajita para llenar el silencio de la noche o una bolsa de agua tibia para que sienta algo calentito junto a lo que acurrucarse. En realidad es algo que hay que pasar y que no debería durar más allá de unos días. Lo que no se debe hacer es ir a consolarle cada vez que llore, pues asociará rápidamente que el llanto sirve para tener compañía y lo utilizará.
Desde el primer momento de su llegada no debe deambular por la casa o el jardín sin supervisión. Al igual que con un niño que ya ha empezado a andar, deberemos vigilarle para evitar que cometa cualquier “error”. Para él todo es nuevo y no sabe cuales son nuestras normas humanas, así que seguirá las suyas que son hacer sus necesidades cuando tenga ganas, explorar el mundo a través de su boca (nos hacen ser conscientes de lo divertido que debe ser romper las cortinas o sacarle el relleno al sillón) ladrar para comunicar su estado de ánimo o sentir la tierra húmeda en sus patitas.
Si le dejamos solo y permitimos que practique todas estas conductas, luego será mucho más difícil quitárselas para enseñarle las correctas. Aquí la habituación y el tiempo corren en nuestra contra.
Jaula educativa. Zona de periodos cortos y largos.
Evidentemente nos resultaría imposible estar las 24 horas pendientes del cachorro, pero ya hemos visto la importancia de no dejarle cometer “errores”. Para ello nos vamos a ayudar de la jaula educativa.
La jaula educativa o transportin es la herramienta más útil y práctica de la que disponemos para la educación de nuestro cachorro. Hay gente reticente a utilizarla al principio hasta que ven cómo su perro termina considerándola el lugar más seguro y tranquilo de la casa y decide por sí mismo pasar largos ratos dentro.
Necesitamos crear dos espacios diferentes, uno para periodos cortos y otro para periodos largos.
La zona de periodos cortos, menores de una hora, la crearemos colocando dentro del transportin una mantita para que esté cómodo y juguetes de los que se rellenan con comida. Los más famosos son los americanos de la marca Kong, pero hay muchos en el mercado. Elegiremos los adecuados al tamaño de nuestro perrito y colocaremos todo el pienso del cachorro en ellos.
Aproximadamente cada hora le sacaremos y le llevaremos rápidamente al lugar donde queramos que haga sus necesidades. Le damos tres minutos y cuando lo haga le haremos ver que estamos contentos con él. Si no lo hiciera todo dentro de esos tres minutos, no pasa nada, le volvemos a meter en su jaulita y lo intentamos de nuevo media hora después. Con su vejiga vacía será el momento ideal para jugar con nuestro cachorro y disfrutar de él sin que nos deje una sorpresa en la alfombra.
Utilizando la zona de periodos cortos conseguimos varias cosas:
- Evitamos que nuestro perro esté por la casa sin control mientras nosotros hacemos las cosas de la casa o vemos la tele.
- Aprende a morder exclusivamente sus juguetes. Ésto es importante porque nuestro perro necesita morder, no podemos negárselo, pero sí reconducir esa necesidad sólo a los objetos que le pongamos para ello. Los juguetes rellenos son buenos porque mantienen la atención del cachorro durante más tiempo. Si además toda su comida se le damos en ellos le mantendremos más tiempo con la mente ocupada y activa pero tranquilo. El cuenco de pienso requiere la misma actividad cerebral en los perros que la televisión en los humanos.
- Podemos predecir cuándo necesitará hacer sus necesidades y así poder conseguir que las haga en el sitio adecuado. Salvo que esté enfermo con diarrea o no se aguante más, nuestro perro nunca ensuciará su cubil.
- Aprende a estar tranquilo pues morder y comer es incompatible con ladrar. Pero además también empieza a aprender a aburrirse. Para un perro de compañía en la sociedad actual es importante que aprenda a estar largos periodos dormitando. Si nuestro cachorro se acostumbra a estar siempre activo, más duro será para él quedarse solo en casa sin actividad cuando sea más mayor.
La zona para periodos largos debe ser una zona relativamente pequeña. El cuarto de baño, una despensa, un trozo de pasillo o bien en cualquier lugar acotado por un parque para cachorros. En ese espacio colocaremos su transportin abierto, su cuenco del agua, juguetes y un espacio para hacer sus necesidades lo más alejado posible de su cama. Lo ideal sería que este espacio fuera de la misma superficie en que queremos que aprenda a hacerlo fuera. Como no siempre es fácil encontrar un trozo pequeño de césped, podemos usar el papel de toda la vida. Tardará más pero acabará por aprenderlo igualmente.
De esta manera nos aseguramos que, aunque no estemos nosotros, nuestro cachorro no estará adquiriendo malas costumbres.