¡Tenemos pecera en casa! Es lo primero que le dices a tus amigos, cuando decides poner un acuario en tu hogar.
Además, has llenado el acuario con peces naranjas, de los que no conoces su nombre, sólo que son naranjas, muy bonitos.
Lo siguiente es: ¡Los peces se han multiplicado!
Efectivamente, se han reproducido y en gran cantidad. En ese momento, se plantea lo siguiente: invertir más dinero en cambiar la pecera por otra más grande, ó deshacernos de los peces sobrantes.
Muchas personas optan, por lo segundo, buscarles otro hogar.
Se piensa, bueno, como son de agua fría, pueden vivir en un río o un estanque de montaña. Y allá que van con la bolsita, llena de peces naranja a abandonarlos en su “nuevo hogar”.
Bien por desconocimiento o por irresponsabilidad, esta acción, tiene consecuencias en el entorno natural.
CARACTERÍSTICAS DE LOS GOLDFISH
Se trata de un pez muy resistente, que prefiere las aguas poco profundas, soporta bien la contaminación y bajas temperaturas, limitando su actividad, enterrándose en el barro en los periodos de invierno.
REPRODUCCIÓN
El pez naranja, tan bonito, se llama Carassius auratus, o comúnmente llamado Goldfish, originario de Asia oriental. Este tipo de carpa dorada, alcanza su madurez sexual entre uno y dos años, reproduciéndose fácilmente. La hembra puedes desovar hasta 400.000 huevos, dependiendo del tamaño de la hembra.

Con estos números, pueden invadir la zona donde han sido abandonados, desplazando las especies autóctonas de la zona.
El crecimiento del pez, con el hábitat adecuado puede desarrollarse completamente a los tres años. Esto quiere decir, que en nuestra pecera de casa, no alcanzará un gran tamaño, pero en libertad, puede llegar a casi los 2Kg, cada uno.

ALIMENTACIÓN
En cuanto a su alimentación, en su entorno natural, al no disponer de alimentación artificial, se alimentan de los huevos de los peces locales, algas, donde hemos abandonado a nuestro pez naranja, y de larvas de mosquito. De hecho, se ha utilizado esta especie, para el control de algas, en las plantas de tratamiento de aguas.
Para conseguir alimento, una de sus prácticas consiste en remover el fondo del estanque o río. Al realizar esta práctica, se favorece el crecimiento desmesurado de plantas y algas, alterando y perturbando el sedimento, lo que hace más difícil el alimento a otros peces.

Esta especie puede recorrer grandes distancias, llegando a desplazarse casi 230 kilómetros. Durante todo este recorrido, va haciendo lo que su naturaleza le indica, reproducirse, y comer.
Según el artículo, sobre este asunto, publicado recientemente en The Washinton Post, basado en los estudios de Stephen Beatty de la Escuela de Veterinaria y Ciencias de la Vida en Murdoch de Perth Universidad, publicado en Australian Broadcast Corporation (ABC)
Otra de las consecuencias, nefastas, para los peces locales, es la transmisión de enfermedades, que merman la cantidad de peces autóctonos.
¿Entonces qué hacemos con los peces que no nos caben en la pecera?
Dr. Beatty aconsejó a las personas, con peces no deseados en sus acuarios, devolverlos a la tienda de animales o practicarles una eutanasia humana introduciéndolos en el congelador.
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