• 10 junio, 2023
  • Last Update 7 abril, 2023 5:37 pm
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¿ Y si no quiero tener mascotas?

¿ Y si no quiero tener mascotas?

Tal vez sea la edad o la decepción continua del ser humano alentada por las noticias de la prensa y, también, por algún compañero de trabajo que parece vivir solo para enturbiar la vida de los demás, pero el caso es que cada vez siento más placer en las cosas sencillas y sobre todo en todo aquello que es sincero. Cuando podemos profundizar en las raíces de las cosas, todo toma un cariz más real y menos melodramático. Tal vez sea por eso que cada vez me apasionan más los animales y no dejo de sorprenderme cuando veo la mirada salvaje de un jaguar o la increíble capacidad que tiene mi perra para comunicarse conmigo. Mi perra, un animal de otra especie y otras percepciones de la vida que consigue hacerse entender por alguien tan bruto como un ser humano.

Pero mi mayor amor, ¿amor?, no… admiración por los animales, me lleva a plantearme si realmente debo obligar a alguno a compartir su vida conmigo, y he pasado de ser frecuentador de parques de la naturaleza para fotografiar animales imposibles para mí de otro modo, a sentir cierta repudia de mis congéneres cuando incordian a los animales de los zoos o les tratan como si de una feria se tratara y solo estuvieran allí para hacer monerías y entretenerlos. No se si debe haber o no zoológicos, pero desde luego es terrible que deban abrir sus puertas a ese público maleducado que les da de comer a pesar de los múltiples avisos rogando hacer lo contrario y que se defraudan si no están comiéndose una presa. Me dan ganas de ir un domingo a sus casas a pedirles actividad.

Solo hay dos especies de compañía domesticadas. Los perros y los gatos. El resto son especies salvajes, aunque algunos de sus ejemplares se hayan acostumbrado, o no, al ser humano. De niño siempre tuve canarios e incluso llegué a criar canaritos, y nunca llegué a plantearme por qué se escapaban a la menor oportunidad. Ahora sí. Solo hay que ver cómo se comportan en la naturaleza para entender la crueldad que significa mantenerlos enjaulados. Conseguir ver un jilguero en libertad puede ser complicado porque no paran quietos ni un segundo, pero nosotros les metemos en jaulitas de 25 cm. Viven en bandadas, pero nosotros les aislamos para que aprendan a cantar mejor, e incluso hacemos campeonatos y nos intercambiamos trofeos a su costa.
Ya de mayor tuve loros, criados a mano, adaptados al hombre. Tuve un maravilloso amazonas de frente amarilla del Panamá suelto por mi salón. Es increíble darse cuenta que también con él conseguía una comunicación y recuerdo con mucho placer los momentos que nos pasábamos jugando a guiñar los ojos. ¿pero era justo para él hacerle vivir en un hábitat tan ajeno a él solo para yo poder disfrutar de un trocito de naturaleza en mi salón?

A mi perro siempre he intentado darle una vida donde pueda dar grandes paseos en libertad y en todo caso elegir si quiere volver a mi lado o no. Afortunadamente siempre quiere volver. Pero no entiendo muy bien el gusto por llenar la casa de animales exóticos, animales que huirían de tí si pudieran, ¿acaso eso no da qué pensar?.

Me gustan los animales y me gustarán hasta que me muera, pero ahora me gusta verlos viviendo sus vidas, no las nuestras. Hay gente que pagaría un dineral si pudiera tener un lobo en su casa, pero yo no he sentido emoción parecida como cuando conseguimos ver un ejemplar salvaje en la Sierra de la Culebra. Aquel ejemplar era libre, no estaba en una jaula. Tal vez moriría al día siguiente o cazaría un corzo, quien sabe. Así debe ser la vida.

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Bloguero y divulgador de temas de naturaleza.

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