• 6 diciembre, 2023
  • Last Update 29 octubre, 2023 1:54 pm
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Adoptar un gato, Kalim: sus primeros 3 días.

Adoptar un gato, Kalim: sus primeros 3 días.

Tal vez se podrían resumir los primeros tres días de nuestro gato adoptado, Kalim con una frase: tumbado bajo la cama, pero si añadiéramos algo como «sin novedad» o «sin cambios», no sería verdad. Es cierto que en estos tres días parecía que no se movía, pero sí que ha habido una ligerísima evolución. Para poder explicarla y poder tener una continuidad con lo que espero que siga avanzando en los próximos días, voy a estructurarlo en dos pilares básicos; su actitud frente a nosotros y su movilidad por la habitación, único territorio del que dispone, de momento.
Desde que llegó, ha buscado su sitio debajo la cama, y aunque suele moverse al lado contrario por donde nos asomamos, es cierto que no siempre. Su aptitud no aparenta ser de miedo, sino más bien de «calma tensa» y hasta se deja tocar un poco por mi hijo, el único que puede meter medio cuerpo debajo de la cama. Intenta evitar el contacto pero no huye, en todo caso lanza un pequeño bufidito cuando se empieza a agobiar demasiado.

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Yo por mi parte, me he decidido a ir más lento y dedicarme estos días simplemente a que se acostumbrara a mi presencia. Para ello me he estado tumbando para que me viera, pero sin mirarle yo a él todo el rato. Para los animales, y para nosotros también, una mirada fija suele ser interpretado como un gesto agresivo. Los humanos a veces no entendemos esto porque se ha hablado mucho de mirar a los ojos de quien nos habla y esas cosas, pero no es lo mismo la mirada fija de una bella mujer (en mi caso) en el autobús a las 9 de la mañana, que la mirada fija de un malencarado con cicatrices en el metro a las 2 de la madrugada. Pues para Kalim, ahora mismo yo me asemejo más a lo segundo que, desde luego, a lo primero, por lo que apartar la mirada de vez en cuando sirve para mandar una señal de calma y tranquilidad.

Otra cosa que también me fue muy útil cuando tenía loro en casa, es parpadear lentamente. Puede parecer una tontería, pero lo cierto es que es un gesto que interpretan muy bien, al menos algunos animales. Con mi loro Panamá y ahora con Kalim, el resultado es mágico y se relajan mucho, hasta el punto en que poco a poco empiezan a imitarlo y van cerrando ellos también los ojos cada vez más tiempo.

Con estos ejercicios varias veces al día, conseguí que Kalim empezara a relajarse. Fueron pequeños gestos, pero indicaban que había una evolución. Lo importante en estos casos es no perder la paciencia e intentar avanzar más rápido, pues el ritmo debe marcarlo el animal, pero sí debemos estar muy atentos a esa evolución, aunque sea muy pequeña, pues si no existe o incluso empeora, es que hay algo que no estamos haciendo bien, y debemos cambiar algo y usar otras tácticas.

En el caso de Kalim, empecé a notar cómo recogía las patas debajo de su cuerpo y se recostaba en la pared, igual que empezaba a quitarme la mirada de encima en algún momento. Todo ello indicaba que empezaba a sentirse más confiado y no esperaba tener que salir huyendo rápidamente.

En cuanto a su movilidad por la habitación, he de decir que hemos repartido por toda ella sus cosas básicas. Hay un arenero cerrado, un transportín con la puerta abierta, una cunita, una caja grande de cartón con agujeros, un bebedero y un comedero donde hemos puesto comida seca que nos pasó la persona de la asociación SOSfelino y también a ratos un platito con la comida húmeda marca Gourmet, que también era la que comía antes.

Aparentemente, no se ha movido mucho estos días por la habitación. Sabemos que ha localizado el arenero sin problemas, (lo hemos dejado sin puerta para facilitarle, de momento) y lo ha usado, pero la comida no la ha tocado. Es fácil de entender, si fuéramos de turistas a Brasil y acabáramos por error, vestidos de guiris y con nuestra Nikon al hombro, en el peor bar de la peor zona, del peor barrio, de la peor ciudad, es probable que no nos moviéramos mucho y no nos entraría ni el bocado más exquisito. Yo intenté tentarle con trocitos de jamón cocido y no hizo mucho caso. Se junta además que la persona de la asociación nos advirtió que Kalim no es un gato muy goloso y prefiere jugar. Sobre todo se vuelve loco con el puntero láser, así que intentaremos aprovechar eso.

Por lo demás, nada de agobiarle, nada de presentaciones con Lúa, nuestra perra, que mantenemos fuera de la habitación siempre, aunque intentamos hacerlo con naturalidad para que no note tampoco mucho cambio en nuestra actitud con ella, y paciencia. Seguiré contando.

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Bloguero y divulgador de temas de naturaleza.

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