Cada vez construimos mejor, con paredes sin fisuras y tejas sin huecos. En poco tiempo, mientras nuestras viviendas estaban más aisladas y ganábamos en confort, otros animales que compartían su vida con nosotros, nuestros vecinos de las fachadas y los tejados, se quedaban sin lugar en donde criar a sus pollos cada año.
Según datos de SEO-Birdlife, en la década de 2008 a 2018, el descenso de gorriones en las ciudades españolas fue de un 21 %, es decir, unos 30 millones de gorriones menos y, aunque los últimos años el descenso parece haberse contenido, la mala situación que arrastra impide que se recupere.
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Los vencejos son otra de las especies que sufren la perdida de espacios para anidar con un descenso del 33,6 % en 2022 respecto a 1998, según datos del programa SACRE de SEO-Birdlife. Esta especie migratoria vuelve siempre a los mismos sitios para poner sus huevos, siendo frecuente que un mismo hueco sea vivienda de vencejos durante décadas. La sorpresa que estos animales se llevan cada vez más es que sus antiguos nidos ya no existen porque se han efectuado obras y se han tapado los huecos. A veces son obras de restauración de monumentos históricos llevadas a cabo por administraciones públicas, como ocurrió en la muralla de Cáceres en 2019.
Ladrillos, cajas y vasijas para nidos
La solución para frenar los problemas de nidificación de estas especies pasa por mantener huecos en los edificios. La Royal Society for the Protection of Birds (RSPB), lleva años fomentando la popularización de ladrillos nido, unos ladrillos huecos que reemplazarían a algunos ladrillos normales, permitiendo que puedan ser utilizados por estas aves sin comprometer el aislamiento del edificio.

La preocupación en Reino Unido por los vencejos, que han descendido drásticamente un 58 % en los últimos 20 años, llevó a reunir más de 100.000 firmas para solicitar el Parlamento británico que el uso de estos ladrillos fuera obligatorio en todas las viviendas nuevas. La iniciativa no ha salido adelante, pero demuestra la creciente preocupación de la población británica por la recuperación de las poblaciones de aves urbanas.
En España no he encontrado este tipo de ladrillos-nido económicos que se puedan usar en la construcción o restauración de los edificios. Sí he encontrado, en varias tiendas on line de productos de naturaleza, unas cajas para colocar por fuera del edificio.

Para la restauración de murallas y edificios históricos en España, que hay muchos, sí ha habido proyectos respetuosos con estos animales que deben servir de ejemplos para todos los demás. Este es el caso del castillo de Aroche, en Huelva. La historia completa podéis leerla aquí, pero el resumen es que en 2006 se decidió restaurar los muros del castillo de Aroche, que estaban en un estado lamentable.

Gracias a que los arquitectos Maria Luisa Marín y Pedro Rodríguez, responsables de la obra, quisieron colaborar con la Asociación Andalus, se pudo llegar a una solución para mantener los nidos que cada año ocupaban los vencejos. Dicha solución fue la colocación de 60 vasijas del tamaño adecuado para estas aves que se colocaron en la parte superior del muro.

El resultado final es espectacular, resolviendo la seguridad del muro y la nidificación de los vencejos.

Tejas nido en la plaza de toros de Trujillo
En realidad, son muchas las especies que utilizan las construcciones humanas para nidificar. Trujillo, en Cáceres, tiene varias de la colonias de cernícalo primilla más importantes de España. Una de ellas está situada en la plaza de toros del siglo XIX. Para facilitar la vida de los cernícalos, y de otras especies que se aprovechan de los huecos, se han instalado unas tejas muy especiales.


Cambio de mentalidad. Nidos para aves en la construcción
Los cambios que producimos en los ecosistemas que nos rodean son cada vez más rápidos. Los animales, que siempre han podido ir adaptándose a esos cambios, como los vencejos y gorriones, ya no pueden seguir nuestro ritmo y sus poblaciones caen en picado. El primer paso es ser conscientes de qué maneras estamos perjudicando a quienes han convivido con nosotros durante miles de años para poder ponerle remedio. La tecnología puede ser un gran aliado, pero de nada sirve sin voluntad.